viernes, 24 de abril de 2009

ÁBITRO VALIENTE, VALIENTE....

El Valencia de Emery le da emoción a la pugna por la cuarta plaza. Villa y Mata remontaron de penalti el tanto inicial de Escudé y Pablo Hernández sentenció el partido. La expulsión de Adriano fue clave en el bajón del Sevilla.

Es cierto que el Valencia dispuso de dos penaltis y jugó medio tiempo en superioridad numérica, pero demostró que se encuentra en una clara racha de recuperación deportiva, que le ha permitido ganar cuatro encuentro consecutivos.

Por contra, el Sevilla, cuando fue mejor que su rival, estuvo más pendiente de que no pasara nada que de apuntillarlo y, al final, lo pagó caro, ya que se vio desbordado por el Valencia en el tramo final del encuentro.

El Sevilla se enchufó al partido mucho antes que el Valencia y en el minuto 8, en el ya enésimo córner sacado por el equipo andaluz, un impecable cabezazo de Escudé se convirtió en el 0-1, que reflejaba la superioridad mostrada por el conjunto del Sánchez Pizjuán en los primeros compases del encuentro.

No fue hasta después de ese gol cuando el Valencia entró en el partido, ya que empezó a llevar la iniciativa y a aproximarse con más frecuencia a la meta de Palop, aunque sin superar en los futbolístico a su rival.

Se jugaba, en cualquiera caso, a lo que quería el Sevilla tanto porque desarrollaba su fútbol con más criterio que el Valencia como por la aplicación de sus jugadores en la tarea de matar el ritmo del equipo y tratar de que su rival perdiera la concentración.

En esta fase del juego, con un mayor equilibrio de fuerzas que al principio, el Sevilla dispuso de un par de ocasiones claras por medio de Kanouté y de Perotti para sentenciar el encuentro, pero todo cambió poco antes del descanso, cuando el colegiado expulsó a Adriano, que ya tenía una amarilla, con roja directa por una entrada a Villa.

El partido se sosegó al principio del segundo tiempo, sobre todo porque el escenario había cambiado con la expulsión y el empate. El objetivo de uno y otro era distinto. El Valencia debía tomar la iniciativa que a duras penas había conseguido tener en la primera mitad.

Por su parte, el Sevilla trataba de ralentizar el juego, de que la pelota llegara a las botas de Kanouté y de tratar de sacar partido a las acciones a balón parado que incluso se prodigaron, ya que en algunas fases del juego el dominio territorial fue de los sevillistas.

Villa envió un balón al palo y poco después Palop realizó una buena parada a tiro de Mata. El partido, pese a la superioridad numérica del Valencia, estaba abierto.

El equipo local afrontó el último cuarto de hora con un cambio en defensa, que en algunos momentos pasó a ser de tres, pero sin confiarse ante un rival que contaba con la velocidad de Capel como arma complementaria al juego de Kanouté.

Unas manos de Fernando Navarro en el área sevillista propiciaron el segundo penalti del partido a siete minutos de su conclusión. Villa había sido sustituido y lanzó Mata, que no dio opción a Palop y puso el 2-1 en el marcador.

Al final, el Valencia devolvió al Sevilla la medicina que el conjunto andaluz le había aplicado cuando iba por delante en el marcador, ralentizó el partido y, en tiempo de prolongación, en un contragolpe, estableció por medio de Pablo Hernández el 3-1 que dejaba los puntos y la diferencia particular de goles en Mestalla.

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